El Gas Licuado de Petróleo es una mezcla de los gases propano y butano disueltos en petróleo y obtenidos durante el refinado de éste. Aunque en su origen es, como su nombre indica, un gas, es fácil licuarlo sometiéndolo a temperaturas muy bajas, cercanas a los 40 grados bajo cero.

Es importante saber que los vehículos que pueden funcionar a GLP son los que tienen motores de gasolina, ya que el gas se comporta de una manera muy similar a ésta cuando es inyectado en los cilindros. Y es que el GLP necesita de una chispa (combustión) para funcionar, esto es, no explota por compresión -como el gasóleo-. Por lo tanto, los coches diésel quedan fuera de poder operar con este combustible.  

Para que un vehículo pueda funcionar con GLP se requiere la instalación de un KIT homologado, que se coloca en el vehículo sin la necesidad de modificar o realizar ninguna operación directamente en el motor.

El tanque de gas es un depósito tórico blindado que se instala bajo el maletero en el compartimento de la rueda de repuesto. Las posibilidades de explosión son menores de las que se pueden dar al llevar 50 litros de gasolina en el coche.

Dependiendo del coche, del tipo de uso, de la intensidad y la frecuencia con la que utilicemos nuestro vehículo podremos ahorrar mucho dinero si nos pasamos a GLP. Entre sus muchas ventajas se encuentra el precio, ya que su coste por litro en gasolinera es aproximadamente la mitad que el de la gasolina. Además, si te quedas sin gas, tu vehículo podrá seguir circulando al activar el depósito de la gasolina.

Con el GLP se les puede dar una segunda vida o una segunda oportunidad a los coches de gasolina con un consumo excesivo; o incluso si  estás pensando en comprar uno nuevo o seminuevo, puede transformarse para que funcione con este combustible alternativo.

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